Análisis semanal: Empleo formal
Esta semana se publicará la información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, nueva presentación, por parte de INEGI. Ahí podremos conocer qué ocurre con todo el mercado laboral, no nada más la parte formal. Sin embargo, creo que puede ser interesante ver este segmento desde ahora, a reserva de comentar con usted, en algunas semanas, acerca de la ENOEn.
Se define la formalidad laboral con base en el acceso a seguridad social, es decir, a tener una pensión. En México tenemos abundancia de sistemas de seguridad social, pero el IMSS es, por mucho, el más importante. En segundo lugar está el ISSSTE, y luego siguen sistemas especiales, como los de Fuerzas Armadas, Pemex, CFE, Luz y Fuerza (cuando existía), y sistemas estatales y de universidades. Casi con seguridad, el mejor es el IMSS. No en términos de la pensión que paga (que es inferior al ISSSTE, a Pemex, CFE, etc.), sino en cuanto a que podemos tener información confiable de lo que ocurre a su interior.
En la figura 1 le presento la tasa anual de crecimiento en los asegurados del IMSS. Como ocurre ya, y se notará más en los próximos meses, la comparación con el momento de confinamiento hace mucho ruido. No es que crezcamos mucho, sino que caímos duramente en ese entonces. En el mes de abril de 2021, regresamos a terreno positivo en términos de asegurados al IMSS porque en abril de 2020 sufrimos una gran caída, para dejarlo claro. Note usted, en la figura, que los asegurados permanentes aún están por debajo de cero.
Para evitar ese efecto, construyo una serie anualizada en la figura 2. Lo que hago es tomar la tasa de crecimiento promedio anual desde 1997, que es de 2.7%, para estimar el número de empleos que deberíamos tener. Es la línea azul de la figura. La línea naranja muestra la información mensual, que por la forma como se hace el cálculo aparece rezagada frente a la azul, pero indica el comportamiento. Como puede ver hacia el final, estamos claramente por debajo del cero.
Más complicado aún es lo que ocurre con los ingresos de las personas. Como usted sabe, desde 2018 se han podido aplicar aumentos importantes al Salario Mínimo, una vez que la administración de Peña Nieto quitó los obstáculos para ello. En ese año se incrementó en 10%, en 16% para 2019 (con efecto diferenciado en frontera), 20% en 2020, y 15% en 2021. Tengo la impresión que desde 2020 el aumento ya fue muy superior a lo que el mercado podía manejar, pero la pandemia complica cualquier análisis para ese año. En la figura 3 aparece el crecimiento del salario real promedio de cotización en el IMSS, en comparación anual. Note usted que el efecto de 2018, incremento de 10% en el mínimo, no es diferente del ocurrido en 2005, 2006, 0 2015. La razón es que no hay una relación directa entre el mínimo y el salario de contratación. Es algo que ha sido difícil de discutir con los promotores de aumentar el mínimo, por cierto.
Claramente, los incrementos de 2019 y 2020 son importantes (pero no significativamente mayores a los que el mercado, solo, ofreció en 2001), pero para 2021 hay un derrumbe, en parte producto del incremento en la inflación. Para abril de 2021, el salario real ya está en números rojos, en comparación con el año anterior.
Si combinamos el crecimiento de empleo y el del salario, lo que tenemos es lo que se llama “masa salarial”. En la figura 4 aparece el crecimiento anual de la masa salarial real (es decir, descontando inflación). Nuevamente, para los últimos meses las cosas no están nada bien. Por cierto, no podría usted identificar los momentos de grandes aumentos al mínimo en esta gráfica, lo que confirma que, por un lado, no hay relación clara entre salario mínimo y salario promedio de cotización, y por otro, aumentos importantes en salarios provocan menor crecimiento en empleos.
Las últimas dos gráficas las utilizo para comparar con crisis previas. En la figura 5 lo que hago es comparar las crisis de 1995 (que fue nuestra), la de 2001 y 2009 (que son importadas) y la actual (que es una mezcla de las dos, primero nuestra, luego la pandemia). Para que sea fácil comparar, acomodo a un índice de 100 puntos en los meses que se indican en la figura. Claramente, la crisis actual es menos grave que la de 1995, pero es peor que las otras dos.
Finalmente, en la figura 6 solamente comparo las tres más importantes, estableciendo en 100 puntos el mes de inicio ahí mostrado. Nuevamente, estamos mejor que en 1995, pero no que en 2009. Tal vez por eso el presidente López Obrador es menos popular que Calderón (el de la crisis de 2009) pero más que Zedillo (el de la crisis de 1995). No está en la figura, pero lo más relevante en la comparación es la inflación. Hoy estamos discutiendo si está en 4 o 6%, en 1995 se fue a 52%. El impacto de la inflación es general, el del desempleo sólo afecta a quien perdió su fuente de ingreso. Es totalmente distinto.